sábado, 10 de noviembre de 2007


Asir de manos

Cuando las manos no bastan
se crispan las miradas,
parpadean los poros en busca de salientes
que suspendan la caída
hacia la esquina oscura de tu miedo
que huele a olvido...
que va sin eco.

Duelen las manos
por el involuntario esfuerzo
de salvar el cuerpo
que a veces parece tan ajeno a su dolor
o tan doliente
que enmudece los sentidos.

Sienten las manos
el peso de un vacío
que recarga la sombra de un segundo,
un segundo que no nos reconoce,
que se aleja riendo
mientras las manos yacen
sin sentido.

alexa;)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un lazo enterno...

inquebrantable y perfecto :)

Anónimo dijo...

Peque...

Gracias por tu visita.. por tus palabras que siempre son inquebrantables..

besos

alexa;)